miércoles, 18 de abril de 2012

El día que Cervantes le ganó a REPSOL

Los adultos nos volvemos tontos cuando empezamos a olvidarnos de nuestra infancia y de la forma de ver el mundo cuando se tienen pocos años y éste apenas trasciende la puerta de nuestra casa, el colegio y los amigos.

Cuando me acerco al universo de Santi descubro que allí dentro están muchas de las respuestas que los adultos tantas veces somos incapaces de encontrar.  Tal vez porque hayamos olvidado que preguntar es más importante que responder, o que tener siempre una respuesta a mano (por si acaso).  O peor aún, que creamos que si siempre tenemos respuesta para todo entonces seremos los mejores, los ejemplares.

Y yo que me sentía tan enojada, tan triste y tan impotente viendo que un conflicto de intereses comerciales, malutilizado políticamente, servía como disparador de balas de resentimiento sin sentido ni beneficio para nadie, recibí el mejor regalo que alguien pueda hacerme en este momento:  un soplido de esperanza.







Así que si quieren pueden seguir agraviándose, insultándose, diciendo que fulanita es una yegua y menganito vive en la  Edad Media.  Si fueran un poco menos tontos, si tuvieran el corazón y la imaginación un poco más abiertos, podrían ver, cómo pudo ver Santiago, que Don Quijote y la bandera argentina quieren ser amigos y jugar juntos, en pleno Siglo XXI y a la luz del día.
Y a mí, REPSOL me la suda.